Al menos así ocurre en las aves. Según un estudio del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales(CREAF),
las especies de aves que poseen un cerebro más grande experimentan
niveles más bajos de estrés al poseer una mayor habilidad para
anteponerse y resolver conflictos. Esta sería la razón de que aves como
el cuervo y el loro, que poseen una mayor masa cerebral, sobrevivan en
la naturaleza mejor que otras como la gallina y la codorniz.
Para
llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron los
resultados de estudios previos que medían los niveles de corticosterona
en aves sometidas a estrés. El cotejo de los datos reveló que las aves
con cerebros grandes tenían menores niveles de hormona del estrés en la
sangre, mientras que estos valores se disparaban en las aves con
cerebros
más pequeños. Esta disminución del estrés tendría como causa un mayor
desarrollo de las habilidades de supervivencia del animal, que
compensarían los inconvenientes de poseer un cerebro más pesado.
La cortisona es una hormona que se libera uno o dos minutos después
de una situación de estrés y desencadena una respuesta de alerta y
preparación ante una amenaza. Esta hormona resulta fundamental para la
subsistencia de las aves en un medio plagado de depredadores, pero a su
vez unos niveles elevados de la misma tienen consecuencias graves para
la salud y reducen la esperanza de vida.
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